Lee la declaración que han elaborado nuestros compañeros del Instituto ‘Alimentación y Sociedad’, animándonos a fomentar el consumo del agua en todas las edades y situaciones fisiológicas.
EL AGUA Y LA SALUD
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, 16 de octubre de 2023, bajo el lema
“El agua es vida. El agua nutre. No dejar a nadie atrás.»
El agua es elcomponente mayoritario del cuerpo humano, aunque su contenido varía mucho en los distintos individuos y, fundamentalmente, con la edad, el sexo, o la composición corporal. Desempeña un papel fisiológico fundamental, al participar en una gran variedad de procesos como son, el transporte de nutrientes, la eliminación de sustancias de desecho, lubricar y proporcionar estabilidad a nuestro cuerpo, o la regulación térmica, siendo necesario un adecuado estado de hidratación para el mantenimiento de la homeostasis del organismo. El agua es imprescindible para el mantenimiento de la vida. Un consumo adecuado de agua, así como un correcto estado de hidratación se asocian con numerosos beneficios para la salud, entre los que cabe destacar la mejora del rendimiento físico y mental, mejores hábitos alimentarios y de estilo de vida, un peso y composición corporal más saludables, así como un efecto positivo en la salud cardiovascular.
A pesar de constituir un elemento fundamental para el mantenimiento de un correcto estado de salud, hasta hace relativamente poco tiempo el agua era el “nutriente olvidado», y no ha sido hasta los últimos años cuando su estudio ha adquirido relevancia en el ámbito de la investigación y de la Salud Pública.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda que, aproximadamente, un 70-80% de la ingesta hídrica diaria sea proporcionada por bebidas y un 20-30% por alimentos. Los alimentos con mayor contenido de agua son las frutas y las verduras. El agua es la principal vía para lograr un estado de hidratación adecuado, Además del agua, existen otras fuentes de líquidos con capacidades de hidratación similares, con diferentes sabores y que también proporcionan nutrientes o tienen mayor palatabilidad, como es el caso de la leche, los zumos de frutas y verduras, las infusiones, sopas frías (ej. gazpacho) o calientes entre otros muchas. De hecho, la gran variedad de bebidas disponibles hoy día hace necesario establecer recomendaciones específicas con respecto a la ingesta de estos líquidos, en función de la calidad nutricional y capacidad para hidratar, así como cualquier otro efecto que puedan tener sobre el organismo. Por ejemplo, el consumo de bebidas con cafeína no debería fomentarse, debido a los efectos nocivos que pueden tener el exceso de cafeína sobre el organismo. En el caso de las bebidas alcohólicas nunca deben de considerarse de elección para conseguir una adecuada hidratación, ya que incluso pueden provocar el efecto contrario.
Por todo lo anterior la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) en el año 2015, establece la pirámide de la hidratación saludable, donde diferencia el consumo de bebidas en función de su calidad nutricional. Sirva como ejemplo que un consumo excesivo de algunas bebidas ricas en azucares se asocia con efectos negativos sobre la salud y el riesgo de padecer obesidad, Diabetes Mellitus tipo II, enfermedad cardiovascular y caries. Las bebidas azucaradas constituyen una de las principales fuentes de azúcar libre en la dieta. Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de azúcar debería suponer menos del 10% de la ingesta energética total.
La SENC establece que el consumo recomendado al día es de uno a dos litros de agua, en función de la edad y situación personal. En el caso de niños, ancianos, deportistas, mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, así como en ambientes calurosos, es prioritario cumplir con las recomendaciones para asegurar una buena hidratación.
En las personas mayores, la sensación de sed es menor, lo que dificulta que cumplan con las recomendaciones, y por ello en este grupo de población, se debe fomentar el consumo de agua, aunque no tengan sed y que ingieran líquido, con el fin de evitar la deshidratación y sus consecuencias. Además, en las personas mayores hay otros factores de riesgo para una posible deshidratación: un contenido en agua corporal total reducido; ser más vulnerables a cambios bruscos de temperatura; más susceptibles a posibles infecciones; la medicación crónica con presencia de laxantes o diuréticos; o problemas cognitivos y funcionales. Más aún, debe recordarse que el éxito de un envejecimiento saludable está en una buena hidratación.
Por ello, desde el Instituto CEU Alimentación y Sociedad (IAS), queremos fomentar el consumo del agua en todas las edades y situaciones fisiológicas, ya que es el componente esencial para el mantenimiento de la vida, y calidad de la misma. Beber agua y mantenerse hidratado es fundamental para llevar un estilo de vida saludable y equilibrado.
FUENTE: Nota de prensa. Intranet. Universidad San Pablo CEU.